La historia del cristianismo está llena de figuras monumentales, pero a veces las más influyentes son aquellas cuyo gesto de fe abrió continentes enteros. Este es el caso de Santa Lidia de Tiatira, celebrada cada 3 de agosto. Ella no fue una mártir ni una reina, sino una mujer trabajadora y piadosa, cuyo encuentro con San Pablo cambió el curso de la historia.
Una Mujer de Negocios con un Corazón Abierto
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos presenta a Lidia en la ciudad de Filipos, Macedonia. Se la describe como una «vendedora de púrpura», un tejido de lujo muy cotizado, lo que indica que era una mujer de negocios próspera e independiente, algo poco común en su época. Aunque no era judía de nacimiento, era una «temerosa de Dios», es decir, simpatizaba con el judaísmo y buscaba la verdad.
Un sábado, mientras oraba junto al río con otras mujeres, San Pablo llegó y comenzó a predicar. Dice la Escritura que «el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que Pablo decía». Inmediatamente, pidió ser bautizada junto con toda su familia, convirtiéndose así en la primera conversa documentada en Europa. Su primer acto como cristiana fue ofrecer su casa a San Pablo y sus compañeros, insistiendo con generosidad: «Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid a alojaros en mi casa».
Conexión con Argentina: Patrona de los Emprendedores
La figura de Santa Lidia es increíblemente moderna y relevante para nuestro tiempo. Es un modelo para todos los emprendedores, empresarios y trabajadores independientes. Su historia nos enseña que el éxito profesional y una vida de fe profunda no solo son compatibles, sino que se enriquecen mutuamente. En Argentina, un país de pymes y emprendedores, Santa Lidia es una inspiración de cómo los negocios pueden llevarse adelante con honestidad, generosidad y un corazón siempre abierto a la Palabra de Dios. Es la patrona de los tintoreros, pero bien podría serlo de todos aquellos que, con su trabajo diario, construyen y sostienen a sus familias y comunidades.
Oración a Santa Lidia por la Hospitalidad y el Trabajo
Oh Dios, que abriste el corazón de Santa Lidia para que acogiera tu Palabra y a tus apóstoles, concédenos, por su intercesión, un corazón generoso y hospitalario.
Bendice nuestro trabajo y nuestros emprendimientos, para que, así como ella, podamos usar nuestros talentos y recursos para servirte a Ti y a nuestros hermanos. Que nunca nos falte la fe para escuchar tu voz y la caridad para acoger a quien lo necesita. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
«Este artículo forma parte de nuestro especial ‘Fe y Devoción en Agosto’. Descubrí la guía completa del santoral del mes haciendo clic aquí.»
Santa Lidia nos muestra el poder de un «sí» a Dios. ¿Qué puertas puedes abrir tú hoy en tu vida, en tu trabajo o en tu familia? ¡Compartí tu reflexión!