El arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, instó a rescatar el significado profundo de la Navidad, subrayando que su esencia radica en el amor y no en los bienes materiales.
El líder religioso recordó que cada 25 de diciembre los fieles conmemoran un misterio fundamental: Dios que se hace hombre y nace en la humildad. “El Hijo de Dios toma nuestra naturaleza para elevarnos a la condición de hijos suyos. Ese Niño, décadas después, ofrecerá su vida por amor a toda la humanidad”, manifestó.
En este contexto, Sánchez destacó que el pesebre constituye una lección poderosa. “Allí contemplamos a un recién nacido en la pobreza y la necesidad. Para los creyentes, el pesebre es una verdadera escuela”, consideró, al tiempo que animó a los hogares a prepararlo, incluso de forma modesta. “Puede ser con una imagen, una fotografía o un simple dibujo que represente a María, José y el Niño. Contemplarlo nos enseña paz, unión y la alegría que brota del amor”, expresó.
El arzobispo también puso en valor el papel de la familia en el mensaje navideño. Señaló que Jesús vino al mundo en el seno de una familia y que Dios quiso que José ejerciera como padre adoptivo. “Esto nos recuerda que toda persona merece desarrollarse en un ámbito familiar, donde encuentre amor y protección”, sostuvo.
Asimismo, se dirigió a quienes pasan estas fechas en soledad y los alentó a abrir el corazón. “Jesús también conoció la soledad, pero luego llegaron pastores y magos. La Navidad nos llama a acompañar a quienes están solos”, afirmó, valorando las celebraciones comunitarias y solidarias en espacios públicos. “Las familias crecen cuando se practica la solidaridad”, remarcó.
Por otro lado, el sacerdote Luis Zazano planteó tres pilares para vivir la Nochebuena. En primer término, invitó a retornar a los orígenes y reconocer la historia personal y familiar. “No se puede proyectar un futuro sin conocer el pasado”, indicó, enfatizando que la identidad se forja en el ámbito del hogar.
El segundo eje lo vinculó con la esperanza, distinguiéndola de la obsesión. “La obsesión persigue un beneficio individual aunque perjudique a otros; la esperanza es un bien para uno mismo y para los demás”, explicó. Para Zazano, la esperanza es una fuerza contagiosa que genera vida.
Finalmente, se refirió al significado del Niño Jesús y al valor del sacrificio entendido como renuncia por un bien mayor. “La vida implica sacrificio, pero no sufrimiento inútil”, aclaró, e invitó a vivir la Navidad con humildad y sencillez. “Las personas sencillas dejan una huella más perdurable que quienes pretenden imponerse desde el poder”, reflexionó.
En línea con este mensaje, esta noche la plaza Independencia albergará una cena solidaria organizada por la fundación Un Mundo Diferente. La propuesta busca compartir la mesa con personas en situación de vulnerabilidad y solicita donaciones de alimentos, así como el préstamo de equipamiento. Los interesados en colaborar pueden contactarse al 381-5732721.
