Tras la Revolución de Mayo de 1810 y la Declaración de Independencia en 1816 las Provincias Unidas del Río de la Plata estuvieron sujetas a cambios y luchas por la organización territorial y el poder político. Catamarca no estuvo al margen y padeció el deterioro económico provocado por las ideas centralistas de Buenos Aires.
Con la crisis del Directorio varias provincias rechazaron la autoridad y en 1820 el caudillo Bernabé Aráoz fundó la República Federal de Tucumán sobre los territorios de Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero.
Los catamarqueños no estaban conformes con la supremacía política de Tucumán, porque sus intereses locales quedaban relegados frente a las decisiones de San Miguel de Tucumán.