Quienes asistieron este miércoles a una reciente audiencia del juicio por violencia de género contra el médico Luis Federico Allori quedaron sorprendidos por el testimonio de una joven de 14 años. La adolescente describió con crudeza el terror cotidiano que enfrentaba debido al acusado, su propio padre. Lo describió como una figura agresiva a la que siempre temió. El médico está siendo juzgado por golpear brutalmente a su esposa y causarle heridas en medio de una pelea que desencadenó el proceso legal.
La joven, Gesell H., compartió en una entrevista en cámara Gesell: «Cuando sé que él está en casa, tengo la costumbre de agarrar algo para defenderme. Por eso, ese día bajé con un vaso en la mano». Ella fue testigo de cómo su padre golpeó a su madre en la cabeza, causándole un desmayo.
El incidente ocurrió el 12 de febrero en una residencia en Yerba Buena. Para evitar revictimizar a la chica, cuya experiencia también fue traumática, su declaración grabada se reprodujo durante la audiencia.
El traumatólogo enfrenta cargos por lesiones graves agravadas por su relación con su hija (causándole heridas en la mano) y su ex esposa, la médica S.L, a quien golpeó en la cabeza, provocándole fracturas. H. reveló que su padre la agredió en otras ocasiones, incluso causándole desmayos con su fuerza.
H. narró: «Él me hizo perder el conocimiento dos veces. La primera vez, traté de proteger a mi hermano y él me golpeó con el brazo, haciendo que golpeara mi cabeza contra la pared. Me desmayé por unos segundos. En la segunda ocasión, me dio un codazo aquí (señalando su sien) y cuando me desperté, estaba en mi cama».
Mientras el video de la entrevista se mostraba, el juez Eduardo González y las partes observaron atentamente la expresión de la víctima. Representando a la Fiscalía de Violencia de Género (liderada por Gerardo Salas) estuvieron presentes el auxiliar fiscal Álvaro Litovic, el abogado querellante Manuel Pedernera y los defensores Marcelo Cisneros y Roberto Vicic.
En sus propias palabras: «Ese día, cuando bajé de mi habitación, vi cómo golpeaba la cabeza de mi mamá contra la pared. Nunca olvidaré el sonido de esos golpes», recalcó la adolescente. Ella intentó evitar un encuentro con su padre al subir a su habitación cuando él llegó para llevar a su hermano a jugar al fútbol.
H. explicó: «Escuché la discusión. Le dijo algo a mi mamá sobre mi abuela recién fallecida. Oí los gritos y llamé al 911 y a mi tío. La policía no respondió. Un vecino activó la alarma vecinal al escuchar los gritos. Cuando bajé, traté de separarlos, pero él es fuerte por jugar rugby. Le tiré el vaso y lo herí en la cabeza. Fue entonces cuando soltó a mi mamá, quien parecía inconsciente».
La joven también recordó otros episodios impactantes: «Hubo muchas situaciones similares, aunque no tan graves como esta. Una vez, después de una pelea, vi cómo le quitaba el anillo a mi mamá, lo mordía y lo arrojaba al suelo. En otra ocasión, durante una discusión, golpeó el ventilador enojado, rompiéndolo mientras estaba encendido».
Además, la acusó de hacerla sentir culpable por el divorcio de sus padres. Al comparar a su padre con un «hombre lobo», describió cómo su rostro se transformaba en furia: «Cuando se enfurece, se muerde fuertemente y su rostro se desfigura. Da miedo».
El miércoles también declararon otros testigos, incluidos médicos involucrados después del incidente. El médico psiquiatra Roberto Busto Valdez, en formación avanzada, atendió a S.L. en el hospital Padilla. «Ella relató haber sido atacada por su (ex) pareja. Mostraba signos reales de angustia y miedo», declaró.
El psiquiatra Rodolfo Lobo del Cuerpo Médico Forense también examinó a S.L. después de un mes. «Ella sufría pesadillas y trastornos del sueño después del incidente. Estaba experimentando un trastorno de estrés postraumático que, después de un mes, se considera crónico», explicó Lobo.
Otro testigo médico, Ariel de Moreno del Cuerpo Forense, confirmó las lesiones sufridas por las víctimas. «La mujer relató que buscó atención médica por las lesiones sufridas. Necesitó cirugía e injertos. Confirmé signos de cirugía en su rostro y una desviación en el tabique», declaró.
Finalmente, Mariano Valero, un vecino de las víctimas, testificó sobre el incidente. Intentó ayudar a las víctimas al oír los ruidos. Se cortó el pie con un vidrio roto del vaso en el proceso. Le sugirió a Allori que buscara atención médica por su herida en la cabeza. «Estaba desorientado, no sé si estaba bajo la influencia del alcohol o aturdido por la hemorragia», mencionó Valero. Agregó: «Vi que la doctora tenía el rostro hinchado, su hija lloraba y tenía una herida profunda en la mano. Era una situación de gran estrés para ellas».