Todo comenzó con “Annie Hall”. En 1977 Woody Allen escribió el rol principal de esa película para Diane Keaton, una actriz por entonces desconocida, y la convirtió en estrella de un día para otro.
“Mi carrera siempre estará vinculada a Woody”, dijo recientemente Keaton al diario británico The Telegraph. “Sin Allen no habría pasado nada”, agregó. Keaton recibió el Oscar por su interpretación y durante años formó una legendaria pareja de Hollywood junto a Allen.
El director aseguró hace poco en broma que hoy en día no podría darse el lujo de tenerla en sus películas. “Me muero de risa. Como si ganara tanto. Él puede hacerlo, sólo debería preguntarme alguna vez”, respondió la actriz.
Con el tiempo, y a base de talento, Keaton se convirtió en una de las actrices más demandadas de Hollywood. Hoy cumplirá 70 años, y mientras otras colegas se quejan de que no hay papeles para las actrices tan grandes, ella puede elegir entre diversos proyectos y trabaja a su vez como cineasta. Y siempre manteniendo el estilo “Annie Hall” que la hizo famosa: una típica neoyorquina neurótica con pantalones masculinos, corbata y gorros. “Soy totalmente normal. Nunca se esperó demasiado de mí, pero luego tuve todas esas oportunidades. Eso fue genial”, sostuvo.
La actriz, que nació en 1946, tuvo un padre ingeniero y una madre ama de casa, y creció junto a sus tres hermanas en Santa Ana, California. Después de formarse en el Neighborhood Playhouse en Nueva York, a los 22 años tuvo su debut en Broadway en el musical “Hair”. Tras el éxito de “Annie Hall”, le surgió una oportunidad tras otra.
A la fase Allen le siguió la fase Warren Beatty, con quien compartió películas como “Reds”, o la fase Al Pacino, junto a quien actuó en la saga de “El Padrino”.
“Cada hombre fue una década diferente”, señaló Keaton al Telegraph. “Woody fue mis 20 años, Warren mis 30; y Al, en el límite 30-40”. Pero no se casó con ninguno. “Ninguno lo pidió”, aclaró, aunque asegura que es amiga de los tres hasta el día de hoy.
Keaton quiso además tener hijos a pesar de no tener marido y a los 50 años adoptó una niña y luego un niño. “En ese momento pasaron muchas cosas en mi vida que me llevaron a decidir la adopción. Mi padre estaba enfermo y murió. Y terminé una relación. Por eso tuve que analizar cómo seguía con el resto de mi vida”, afirmó.
Para la actriz, la maternidad le dio sentido a su vida: “siempre estuve ocupada conmigo y eso cambió toda mi vida”.
Además de sus hijos y de sus películas, Keaton tiene otro gran amor: las casas. “Desde que llegué a Nueva York, a los 19 años, alquilé, tuve y vendí 46 departamentos y casas, al menos”, dijo a la revista Elle. Y todavía le gusta mudarse o reformar casas para amigos famosos, como Madonna. “Me cautivan las posibilidades, soñar con otro lugar. Es una adicción y un problema”, admitió. A los 70 quiere combatir activamente esa adicción. “Ir siempre detrás de los sueños puede ser muy peligroso. Desde ahora sólo iré en busca de la realidad”, prometió.