Ferias: ¿Cómo afecta la prohibición de la importación de ropa usada?

Ferias: ¿Cómo afecta la prohibición de la importación de ropa usada?
Feriantes fueron consultados acerca de la medida que prohíbe la importación de ropa usada por 5 años.
Un clima de preocupación inunda las ferias americanas, tanto por parte de los feriantes como por parte de los compradores regulares. Es que el decreto que prohíbe la importación de ropa usada por 5 años por un lado pone en peligro cientos de puestos de trabajos y por otro quita una alternativa económica para los vecinos.
Según informó la gaceta este negocio  mueve 56.000 millones de pesos al año, según la CAME. Hay 570 «saladitas» en todo el país.  Fuera de la Capital Federal y Buenos Aires, San Salvador de Jujuy y distintas ciudades de Tucumán están entre los 10 distritos con más ferias informales.
Los trabajadores de las ferias que actualmente funcionan en Tucumán son en su mayoría provenientes de la vecina provincia de Jujuy adquieren la mercadería en la frontera con Bolivia y luego las venden a precios económicos. 
Miguel tiene 32 años y trabaja en ferias americanas desde hace 12, al ser consultado acerca de la prohibición de importación de ropa usada manifestó que no solo se perderá el principal ingreso de muchas familias sino que también afecta a las personas que se acercan a comprar a las ferias “es nuestra fuente laboral, nos afecta directamente. No sólo a mí, sino a toda mi familia y también a la gente que viene a comprar. A veces en el centro, en las tiendas grandes la ropa está  muy cara, y acá prácticamente se viste la familia entera desde bebé hasta personas mayores. Toda la ropa con la que trabajamos es importada de Bolivia”.
Miguel comenzó a trabajar en las ferias junto a sus padres, luego de que el comercio para el que trabajaba su padre quebrara: “tuvo que salir a trabajar mi mamá y empezó a trabajar con la ropa de nosotros, con la ropa usada. Y después le comentaron lo de traer ropa de afuera para vender y bueno, de abajo hemos empezado”, relató.
Si bien reconoce que se trata de un mercado ilegal pero afirma que fue el medio a través del cual pudieron mantenerse él y sus hermanos “a veces los controles han sido difíciles, a vece se pierde porque al ser ilegal, los controles de gendarmería y policía te secuestran mercadería, pero así de arrancarnos todo, nunca ha pasado; esto sirvió para mantener a mis hermanos. En la forma precaria o independiente de trabajo, se gana mucho más que trabajando como empleado público. Y además no hay puestos de trabajo, porque la mayoría está contratada, así que tampoco hay trabajo seguro como antes”, explicó.
Por otro lado reflexionó acerca de que detrás del comercio de las ferias existe toda una cadena económica que se ve afectada: “esto va a ser una cadena. Yo soy remesero en Jujuy, hago viajes de Jujuy a la quiaca y esto nos afecta mucho también la fuente laboral a los choferes, porque  la gente viaja allá por comercio. La mayoría de los que viajan a la quiaca son comerciantes. Al no viajar se hace toda una cadena. Si nosotros no tenemos viajes, no se mueve el combustible. Detrás de todo esto hay un movimiento grande de trabajo, el flete también. Una cosa salpica a la otra”.
Hace 10 años que Rosa trabaja en las ferias, en esta feria hay dos personas por carpas, alrededor de 10  familias trabajan esa feria. Se refirió a la importancia del mercado  alternativo que constituyen las mismas “Mucha gente  que no conoce esto lo ve simplemente como algo ilegal, pero hay gente que compra siempre en las ferias. La gente que compra está preocupada, desde el viernes que nos vienen preguntando qué va a pasar, con esto visten a toda la familia. Hay  un dueño de la carpa y para atender se contratan 1 o 2 empleados, al hacer los viajes, al venir, nosotros hacemos un gasto, pagamos un alquiler del predio, y eso ayuda a la familia a los dueños de la casa, le compramos comida, todo va dando vueltas. La plata que nosotros ganamos acá también la vamos invirtiendo”.
Por su parte, Felipe trabaja en las ferias desde hace  más de 7 años, y no tiene otra opción laboral. Al ser consultado, manifestó que no estaba enterado de esta situación. Al respecto expresó que le gustaría que le den un tiempo para poder comercializar la ropa que les quedó para no perder el dinero que ya invirtieron, ¿Qué vamos a hacer?, dijo resignado.

Un clima de preocupación inunda las ferias americanas, tanto por parte de los feriantes como por parte de los compradores regulares. Es que el decreto que prohíbe la importación de ropa usada por un período de  5 años por un lado pone en peligro cientos de puestos de trabajos y por otro quita una alternativa económica para los vecinos.

Según informó La Gaceta este negocio  mueve 56.000 millones de pesos al año, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa(CAME). Hay 570 «saladitas» en todo el país.  Fuera de la Capital Federal y Buenos Aires, San Salvador de Jujuy y distintas ciudades de Tucumán están entre los 10 distritos con más ferias informales.

Los trabajadores de las ferias que actualmente funcionan en Tucumán son en su mayoría provenientes de la vecina provincia de Jujuy y adquieren la mercadería en la frontera con Bolivia y luego las venden a precios económicos.

Miguel tiene 32 años y trabaja en ferias americanas desde hace 12, al ser consultado acerca de la prohibición de importación de ropa usada manifestó que no solo se perderá el principal ingreso de muchas familias sino que también afecta a las personas que se acercan a comprar a las ferias “es nuestra fuente laboral, nos afecta directamente. No sólo a mí, sino a toda mi familia y también a la gente que viene a comprar. A veces en el centro, en las tiendas grandes la ropa está  muy cara, y acá prácticamente se viste la familia entera desde bebé hasta personas mayores. Toda la ropa con la que trabajamos es importada de Bolivia”.

Miguel comenzó a trabajar en las ferias junto a sus padres, luego de que el comercio para el que trabajaba su padre quebrara: “tuvo que salir a trabajar mi mamá y empezó a trabajar con la ropa de nosotros, con la ropa usada. Y después le comentaron lo de traer ropa de afuera para vender y bueno, de abajo hemos empezado”, relató.

Si bien reconoce que se trata de un mercado ilegal, afirma que fue el medio a través del cual pudieron mantenerse él y sus hermanos “a veces los controles han sido difíciles, a vece se pierde porque al ser ilegal, los controles de gendarmería y policía te secuestran mercadería, pero así de arrancarnos todo, nunca ha pasado; esto sirvió para mantener a mis hermanos. En la forma precaria o independiente de trabajo, se gana mucho más que trabajando como empleado público. Y además no hay puestos de trabajo, porque la mayoría está contratada, así que tampoco hay trabajo seguro como antes”, explicó.

Por otro lado reflexionó acerca de que detrás del comercio de las ferias existe toda una cadena económica que se ve afectada: “esto va a ser una cadena. Yo soy remesero en Jujuy, hago viajes de Jujuy a la quiaca y esto nos afecta mucho también la fuente laboral a los choferes, porque  la gente viaja allá por comercio. La mayoría de los que viajan a la quiaca son comerciantes. Al no viajar se hace toda una cadena. Si nosotros no tenemos viajes, no se mueve el combustible. Detrás de todo esto hay un movimiento grande de trabajo, el flete también. Una cosa salpica a la otra”.

Hace 10 años que Rosa trabaja en las ferias, se refirió a la importancia del mercado alternativo que constituyen las mismas “Mucha gente  que no conoce esto lo ve simplemente como algo ilegal, pero hay gente que compra siempre en las ferias. La gente que compra está preocupada, desde el viernes que nos vienen preguntando qué va a pasar, con esto visten a toda la familia. Hay  un dueño de la carpa y para atender se contratan 1 o 2 empleados, al hacer los viajes, al venir, nosotros hacemos un gasto, pagamos un alquiler del predio, y eso ayuda a la familia a los dueños de la casa, le compramos comida, todo va dando vueltas. La plata que nosotros ganamos acá también la vamos invirtiendo” relató.

Por su parte, Felipe trabaja en las ferias desde hace  más de 7 años, y no tiene otra opción laboral. Al ser consultado, manifestó que no estaba enterado de esta situación. Al respecto expresó que le gustaría que le den un tiempo para poder comercializar la ropa que les quedó para no perder el dinero que ya invirtieron, ¿Qué vamos a hacer?, dijo resignado.

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