Mariel Briggs es una joven venderdora de muffin’s, conocida por la mayoría de los usuarios de colectivos que unen San Miguel de Tucumán con Yerba Buena. Las línes 102 y 118 son las más usadas por esta «luchadora» que llegó a la provincia hace cuatro años.
Madgalena González de La Garganta Poderosa, contó su historia de superación, que comenzó cuando llegó desde Buenos Aires a Tucumán con un grupo de amigos y decidió establecerse con su pareja. Al poco tiempo, y a los 23 años ella quedó embarazada de Pablito.
Sin embargo durante la gestación, extrañamente Mariel comenzó a perder peso, algo que un principio los psicólogos le adjudicaron al estrés, pero que en realidad eran problemas para asimilar los alimentos.
Tras un largo tiempo buscando trabajo, logró ser contratada por un parri-pollo donde trabajó hasta que dio a luz. Sin empleo, con un bebé y con las complicaciones en su salud, la pareja de la joven regresó a Buenos Aires dejándola sola con su pequeño hijo.
Como si esto fuera poco, la enfermedad que tenía Mariel no le permitían producir leche materna, por lo que la única solución para que Pablito se alimentase correctamente era comprar las leches en polvo especiales, algo muy costoso.
Sin recursos, lo primero que hizo fue tocar las puertas del área de Familia del Ministerio de Desarrollo Social. Allí no encontró respuestas.
Esa negativa llevó a la joven a pedir ayuda a los pasajeros de los colectivos. A veces recibía un par de billetes, otras con ropa y otros artículos de primera necesidad.
Con la plata que recibía, empezó a comprar cosas para poder vender, de esta forma ir generando los ingresos necesarios para poder alimentar a Pablito sin tener que pedir. Empezó con unos chocolates y después fue sumando otras golosinas, al final llevaba en su conservadora un kiosco móvil.
El paso siguiente fue en el mismo rubro, pero esta vez cocinando sus propios muffin’s. “Muffin’s variados y caseros, para el que guste de algo rico y nutritivo en el camino” es la frase con la que exhibe sus productos arriba de los colectivos.
Hoy con 27 años, Mariel, continúa con su emprendimiento. Al que se le sumaron Mateo y Eliseo, dos amigos que venden en otros puntos de la ciudad. Tanto ella como Pablo han superado todo los problemas de salud, algo que les permite disfrutar del día a día de la mejor manera. Esa alegría que se hace presente en su sonrisa contagiosa.