Ayer, domingo 28 de diciembre, Plaza Independencia fue el marco de uno de los encuentros más emotivos de los últimos tiempos. Madres, padres, hijos y familiares de víctimas de la inseguridad y la impunidad se congregaron para realizar una suelta de globos en recuerdo de sus seres queridos, pero también para renovar un reclamo que permanece intacto: justicia.
Antes de la suelta, las familias dieron una vuelta completa a la Plaza Terán. Avanzaban juntas, en silencio, llevando fotografías, pancartas y globos blancos. Cada paso simbolizaba una historia diferente, atravesada por la ausencia, el dolor y la necesidad de mantener viva la memoria.
Más tarde, Verónica, una de las madres que perdió a su hijo a causa de la inseguridad, tomó la palabra. Con la voz entrecortada, invitó a las familias presentes, en especial a madres y padres, a compartir sus vivencias. Uno tras otro, comenzaron a relatar sus historias. Testimonios duros, profundos y conmovedores que sumieron a la plaza en un silencio total, quebrado solo por el llanto y los abrazos.
En diálogo con este medio, Verónica explicó el significado que tiene para ellos la suelta de globos. Indicó que se trata de un homenaje cargado de emociones, un abrazo colectivo que les brinda fuerzas para continuar. “No es consuelo —expresó—, es energía para no bajar los brazos, para cerrar el año acompañados por quienes sienten el mismo dolor y comenzar el próximo con impulso para seguir luchando”.
El mensaje que intentan transmitir con este acto es de amor y de paz, pero fundamentalmente de justicia. Verónica fue contundente al señalar la importancia de no dejar de reclamar ni de olvidar: quienes ya no están merecen justicia y merecen ser recordados. También exigió cambios de fondo en las leyes, en las autoridades y en el sistema judicial. “Basta de puertas giratorias”, afirmó, reclamando condenas verdaderamente justas.
Entre los relatos que más impactaron estuvo el de Ramona, una mujer de San Pedro que perdió a su único hijo, Francisco. Hoy, junto a su esposo, cría al único nieto que él les dejó. Con palabras sencillas pero llenas de amor, dijo que lo ama, que lo extraña cada día y que su hijo continúa siendo el sostén de la familia, aun desde la ausencia.
También tomaron la palabra los padres del policía Emanuel Lazarte, asesinado en el año 2023. Hace cerca de un mes, los acusados por su muerte fueron absueltos. Su padre expresó el enorme orgullo que siente por su hijo y el dolor constante por su pérdida. Su madre, Ana, aseguró entre lágrimas que nunca bajará los brazos y que seguirá luchando hasta alcanzar justicia. “La única forma de bajar los brazos es mi muerte”, sostuvo con determinación.
Otro de los momentos más desgarradores fue el testimonio de Carmen, madre de Cristian Ponce, el joven asesinado hace aproximadamente dos meses por su pareja. Con el alma rota, contó que no puede vivir sin su hijo y que solo pide justicia. A su lado estaba su nieto, el hijo de Cristian, quien con la inocencia propia de un niño expresó cuánto extraña a su papá. Carmen relató el dolor cotidiano del pequeño, sus preguntas y su llanto persistente. “Él sufre como sufro yo”, dijo, al recordar que Cristian era un joven alegre, presente y cariñoso.
Finalmente, los globos blancos fueron liberados al cielo frente a la Casa de Gobierno. Mientras ascendían lentamente, en la plaza quedaban las lágrimas, los abrazos y un reclamo unánime que permanece firme en la tierra: memoria, verdad y justicia para las víctimas de la inseguridad y la impunidad en Tucumán.
Fuente Jose Hoyos Comunica
