Bajo el sol de la tarde, dos mujeres jóvenes sentadas en sillas de plástico juegan con varios niñitos en una vereda de tierra. Hacia el frente, dos vecinos charlan largo y tendido mientras hacen las compras en la verdulería del barrio. El ambiente en el sector de la Vía Diagonal Norte delimitado por calle Higueritas y avenida Perón, es de mucha familiaridad.
La Vía Diagonal Norte inicia en la avenida Perón, se extiende en diagonal hasta la avenida Aconquija y desemboca a la par del «Shopping del Jardín» o el «Shopping Viejo», como es popularmente conocido. Para recorrer la Vía de punta a punta es necesario permanecer atentos a los vehículos que circulan por ahí. Es una calle más angosta de lo común. Con poco espacio entre una casa y otra, se extienden a lo largo de toda la diagonal las viviendas de alrededor de 200 familias. La novedad es que hace algunos años, un enorme muro divide el espacio. De un lado las casas y la calle, del otro el barrio privado Las Colinas 1 y 2.
Los habitantes de este punto central de Yerba Buena, fueron trabajadores en el Ingenio San José hasta que la fábrica cerró en el año 1967 junto a otros 10 ingenios tucumanos. Al quedarse sin trabajo ni viviendas, tuvieron que reubicarse y lo hicieron en lo que había sido la vía del ferrocarril.
Ubicada en el centro de la ciudad, la Diagonal Norte, concentra viviendas de cientos de familias vulnerables que construyeron sus vidas con mucho trabajo y sacrificio. Paso a paso fueron conquistando algunas comodidades como agua corriente y luz para cada hogar. “Cuando vinimos a vivir aquí, eran tres o cuatro familias las que había. La gente que se ubicó aquí eran casi todos zafreros, venían a pelar caña. Ahora, hace algunos años tenemos agua y luz. Antes teníamos que comprar los tachos de agua para cocinar, tomar y bañarnos. Después han puesto un grifo en cada esquina y después, ya pusieron el agua en cada casa”, relata Mercedes Pistan, una vecina que vive allí desde hace más de 50 años y que tiene 7 hijos y 20 nietos que, en su mayoría, se criaron también en la diagonal.
En el mismo sentido, el arquitecto Máximo Cossio Etchecopar, autor del Código de Ordenamiento Urbano de Yerba Buena, relató en diálogo con El Diario de Yerba Buena que, cuando empezó a trabajar en el año 79 en el municipio «se pretendía hacer una avenida para cruzar de sur a norte la ciudad, en el lugar donde se encuentra la vía. Sin embargo, ya había gente asentada en esos terrenos. Los dueños del ferrocarril le vendieron al municipio la vía, con la condición de que mantengan a las personas que ya vivían ahí. La vía era una gran barrera urbanística. Muy pocas calles la cruzaban, entonces la ciudad estaba aislada. Por esto, empezamos a trabajar junto a ellos”.
El crecimiento inmobiliario y comercial define la ciudad por estos días. “Yo me casé en este barrio y me quedé. Teníamos una piecita hecha de barro y con mucho sacrificio hemos logrado avanzar. Trabajaba como empleada doméstica pero ahora estoy jubilada. Siempre he trabajado en los barrios privados estos que se han hecho. El paisaje ha cambiado bastante. Antes de que hagan el country había una cantera. Sacaban tierra los dueños para la cerámica. Y en el country de Las Colinas, tenía un lugar donde quemaban los ladrillos y tenían un surgente de donde traíamos agua. Cuando lo han vendido, se ha hecho el country. Por entero estamos con countries”, cuenta.
Mercedes conoce como la palma de su mano la diagonal y a sus vecinos. Si bien no se iría de ese lugar donde vivió toda su vida, reconoce que no es fácil vivir en una ciudad como Yerba Buena que ha crecido tanto de manera comercial. Los espacios públicos donde los chicos del barrio iban a jugar al fútbol y organizar diferentes celebraciones de manera comunitaria, ya no están. “Tucumán Rugby se ha comido un pedazo de la vía y algunas familias han seguido acomodándose en la diagonal. Lo que era Campo Norte, también es privado ahora. Y está suspendida la situación de la cancha del Sapito. Los chicos no tienen donde ir a jugar, se les han quitado varios espacios verdes; en el predio de la antena había como 8 canchas y ya se ha hecho otro barrio”, relata.
“Lamentablemente el contraste es tremendo. Siempre lo hubo, pero ahora es peor porque aumentó la pobreza. Cuando largamos los countries -que yo odio- los lanzamos para salvar Yerba Buena. De esta manera cambiamos la morfología, dejamos espacios verdes aunque sean privados, de baja densidad poblacional por la carencia de equipamientos estructura y servicios. Tiene que ver con la plusvalía urbana: Yerba Buena está sobrevaluada, la gente paga cualquier cosa. Hoy no hay ojos para ver la avenida Aconquija, los edificios los tenés en la cara, a nivel conjunto esa avenida es un horror”, concluyó Cossio.