Entrevista
Urbanizaciones cerradas ¿seguridad o status?
La investigadora Matilde Malizia relata cómo se construyen las diferencias sociales también desde el territorio.
Matilde Malizia Licenciada en Trabajo Social y Doctora en Ciencias Sociales con orientación en Geografía (UNT). Su tesis doctoral “Countries y barrios privados en el Gran San Miguel de Tucumán. Efectos y contrastes sociales. Doctorado en Ciencias Sociales con orientación en geografía” fue realizada en el marco de una beca del CONICET en 2011, y en ella indagó acerca del crecimiento de las urbanizaciones cerradas en Yerba Buena.
¿Cómo se refleja la diferencia social en el territorio?
Cuando surge Yerba Buena en 1900 se crean dos puntos dentro de la ciudad. Uno es la plaza de Marcos Paz, y alrededor se construye el juzgado de paz, la policía, la iglesia, y casas de la gente más pudiente, se crea por decreto.
Por otro lado, con poco tiempo de diferencia, se crea la plaza de la rinconada que solo tenía una iglesia y estaba rodeada de casas que pertenecían a las familias que trabajaban en el ingenio y en las quintas. Esta surge per se.
La diferencia social es abismal. Esto se ha ido trasladando en el proceso de poblamiento, se fue ocupando la diagonal. Sin embargo, si comparas con el resto del aglomerado, no proliferaron los asentamientos informales. Pero si las urbanizaciones cerradas.
Profundiza los niveles de diferenciación social. Acompañado por otro proceso social que hace que se profundice esa diferencia que se plasma en el territorio por ejemplo el caso del sapito contra los privados.
¿Por qué la gente elige el country para vivir?
Durante mi trabajo de campo entrevisté mucha gente de urbanizaciones cerradas. En el discurso comenzaban diciendo: “Me mudé porque quería estar en contacto con la naturaleza y la por la seguridad” pero al último reconocían, “en realidad la seguridad no es tal, porque no les permiten portar armas, nos son policías, muchas veces no están entrenados para ser personal de seguridad. Además son predios muy grandes que tienen dos personas para que los cuiden, en realidad me mude por una cuestión de status”.
Esa respuesta, se repitió en el 95% de las entrevistas, no es lo mismo pertenecer a una urbanización cerrada que estar afuera.
“La seguridad, el canto de los pajaritos, el contacto con la naturaleza, dejas la puerta abierta y nadie te roba”. Se compran el discurso de la inmobiliaria, pero la razón real es diferenciarse del resto. De los diferentes y de los pares. Además la naturaleza no es tal, porque no tienen ni un árbol. El contacto con la naturaleza es una idealización visual, porque el cerro está ahí.
Desde que salió el procrear, los precios de los terrenos se dispararon. ¿Qué paso con los agentes de los countries o los inmobiliarios?, vieron la super posibilidad. No se fueron arriba con los precios, dieron posibilidad de pagar en cuotas y vendieron más barato entonces toda la gente, que le salió el procrear, está construyendo dentro de urbanizaciones cerradas. Porque la tierra es mas barata, entonces el destinatario que era el de la alta sociedad está empezando a bajar de a poco.
Una hipótesis podría ser que en estos últimos años la oferta del procrear está empezando a cambiar cualitativamente el público al que estaban destinadas las urbanizaciones cerradas.
¿Cómo afecta la proliferación de las urbanizaciones cerradas al territorio?
En la cuestión espacial el impacto es tremendo cada vez tenes mas islas que te impiden el paso de un lugar a otro. Tenes quedar una vuelta tremenda para ir a dos cuadras porque se están instalando estos grandes emprendimientos que van fragmentando la ciudad.
La ciudad va creciendo y al ir construyendo, se construye con fragmentos, esos fragmentos desde la teoría se las llama islas. Podes tener islas de riqueza o de pobreza. Entonces empieza a construirse a partir de estas pequeñas islas, que van entorpeciendo la comunicación entre una parte de la ciudad y la otra.
En el plano social, la ciudad originalmente nació como un espacio de encuentro, uno iba al centro de la ciudad, iba a encontrarse con el otro, para comprar para distintas cosas. Eso está desdibujado, ya no es un espacio de encuentro. La gente se mueve de una isla a otra: salgo del country y me voy al shopping. Se superpone lo social con lo espacial, y se ven que las islas están yendo en contra de la ciudad como espacio de encuentro.
Cuando uno se pregunta sobre las urbanizaciones cerradas o la obra de vivienda pública, lo que pasa con lomas de Tafí, es lo mismo. Tenes que esquivar lomas de tafí. El Estado también está construyendo islas en la ciudad. Y no debería ser así. El Estado es el principal responsable de garantizar el encuentro en la ciudad y la comunicación entre las distintas partes de la ciudad. ¿Hacia dónde queremos ir?
Hay normas viejas, desactualizadas, estamos hablando de regular una ciudad que avanza a pasos agigantados, con fenómenos urbanos cada vez más complejos con leyes viejas y con códigos viejos.
La ordenanza tiene que adecuarse. El tratamiento de las urbanizaciones cerradas en yerba buena, cuando se arma el código de planeamiento urbano del 94 no se las consideran.
Después se hace una adenda con una ordenanza, donde se las trata como urbanizaciones especiales nada más. Nada lo regula.
Eso tiene que adecuarse al 2017, cuando tenes el 85% de las urbanizaciones cerradas en tu territorio, tenes que regular porque la ciudad sigue avanzando. Hay normas viejas, hay interés/desinterés del Estado. Hay falta de regulación del crecimiento de la ciudad. No hay conjugación entre las normas de las distintas localidades.
Matilde Malizia es Investigadora Asistente del CONICET y miembro del Comité Editorial de la Revista Población & Sociedad. Su tema de interés se engloba en la geografía urbana, centrado en los procesos territoriales y de expansión urbana en función de diversas lógicas de ocupación del espacio. En su tesis doctoral, realizada en 2011 “Countries y barrios privados en el Gran San Miguel de Tucumán. Efectos y contrastes sociales. Doctorado en Ciencias Sociales con orientación en geografía” indagó acerca de las Urbanizaciones Cerradas.
El primer country de Yerba Buena se edificó en la década del 70, el viejo Country del Golf. A partir del boom en el año 2.000, no paró el avance de las urbanizaciones cerradas en la ciudad.
Son diversos los argumentos que esgrimen quienes eligen este tipo de emprendimientos inmobiliarios para vivir. ¿Cómo afecta al territorio y a la sociedad este tipo urbanizaciones?
Al respecto, Matilde Malizia Licenciada en Trabajo Social y Doctora en Ciencias Sociales con orientación en Geografía (UNT), relata en diálogo con El Diario de Yerba Buena los datos que recogió en su investigación.
Su tesis doctoral “Countries y barrios privados en el Gran San Miguel de Tucumán. Efectos y contrastes sociales. Doctorado en Ciencias Sociales con orientación en geografía” fue realizada en el marco de una beca del CONICET en 2011, y en ella indagó acerca del crecimiento de las urbanizaciones cerradas en Yerba Buena.
¿Cómo se refleja la diferencia social en el territorio?
Cuando surge Yerba Buena en 1.900 se crean dos puntos dentro de la ciudad. Uno es la plaza de Marcos Paz, y alrededor se construye el juzgado de paz, la policía, la iglesia, y casas de la gente más pudiente, se crea por decreto. Por otro lado, con poco tiempo de diferencia, se crea la plaza de La Rinconada que solo tenía una iglesia y estaba rodeada de casas que pertenecían a las familias que trabajaban en el ingenio y en las quintas. Esta surge per se.
La diferencia social es abismal. Esto se ha ido trasladando en el proceso de poblamiento, se fue ocupando la diagonal. Sin embargo, si comparas con el resto del aglomerado, no proliferaron los asentamientos informales. Pero si las urbanizaciones cerradas. Acompañado por otros procesos sociales, hace que se profundice esa diferencia social que se plasma en el territorio por ejemplo el caso de «El Sapito» contra los privados.
¿Por qué la gente elige el country para vivir?
Durante mi trabajo de campo entrevisté mucha gente de urbanizaciones cerradas. En el discurso comenzaban diciendo: “Me mudé porque quería estar en contacto con la naturaleza y la por la seguridad” pero al último reconocían, “en realidad la seguridad no es tal, porque no les permiten portar armas, nos son policías, muchas veces no están entrenados para ser personal de seguridad. Además son predios muy grandes que tienen dos personas para que los cuiden, en realidad me mude por una cuestión de status”.
Esa respuesta, se repitió en el 95% de las entrevistas, no es lo mismo pertenecer a una urbanización cerrada que estar afuera.“La seguridad, el canto de los pajaritos, el contacto con la naturaleza, dejas la puerta abierta y nadie te roba”. Se compran el discurso de la inmobiliaria, pero la razón real es diferenciarse del resto. De los diferentes y de los pares. Además la naturaleza no es tal, porque no tienen ni un árbol. El contacto con la naturaleza es una idealización visual, porque el cerro está ahí.
Desde que salió el procrear, los precios de los terrenos se dispararon. ¿Qué paso con los agentes de los countries o los inmobiliarios?, vieron la super posibilidad. No se fueron arriba con los precios, dieron posibilidad de pagar en cuotas y vendieron más barato entonces toda la gente, que le salió el procrear, está construyendo dentro de urbanizaciones cerradas. Porque la tierra es mas barata, entonces el destinatario que era el de la alta sociedad está empezando a bajar de a poco. Una hipótesis podría ser que en estos últimos años la oferta del procrear está empezando a cambiar cualitativamente el público al que estaban destinadas las urbanizaciones cerradas.
¿Cómo afecta la proliferación de las urbanizaciones cerradas al territorio?
En la cuestión espacial el impacto es tremendo cada vez tenes mas islas que te impiden el paso de un lugar a otro. Tenes quedar una vuelta tremenda para ir a dos cuadras porque se están instalando estos grandes emprendimientos que van fragmentando la ciudad.
La ciudad va creciendo y al ir construyendo, se construye con fragmentos, esos fragmentos desde la teoría se las llama islas. Podes tener islas de riqueza o de pobreza. Entonces empieza a construirse a partir de estas pequeñas islas, que van entorpeciendo la comunicación entre una parte de la ciudad y la otra.
En el plano social, la ciudad originalmente nació como un espacio de encuentro, uno iba al centro de la ciudad, iba a encontrarse con el otro, para comprar para distintas cosas. Eso está desdibujado, ya no es un espacio de encuentro. La gente se mueve de una isla a otra: salgo del country y me voy al shopping. Se superpone lo social con lo espacial, y se ven que las islas están yendo en contra de la ciudad como espacio de encuentro. Pasa lo mismo con la obra de vivienda pública, lo que pasa con Lomas de Tafí, es lo mismo. Tenes que esquivar Lomas de Tafí. El Estado también está construyendo islas en la ciudad. Y no debería ser así. El Estado es el principal responsable de garantizar el encuentro en la ciudad y la comunicación entre las distintas partes de la ciudad. ¿Hacia dónde queremos ir?
*Matilde Malizia es Investigadora Asistente del CONICET y miembro del Comité Editorial de la Revista Población & Sociedad. Su tema de interés se engloba en la geografía urbana, centrado en los procesos territoriales y de expansión urbana en función de diversas lógicas de ocupación del espacio. En su tesis doctoral, realizada en 2011 “Countries y barrios privados en el Gran San Miguel de Tucumán. Efectos y contrastes sociales. Doctorado en Ciencias Sociales con orientación en geografía” indagó acerca de las Urbanizaciones Cerradas.