Matilde Malizia, es Licenciada en Trabajo Social y Doctora en Ciencias Sociales con orientación en Geografía (UNT). Su tesis doctoral “Countries y barrios privados en el Gran San Miguel de Tucumán. Efectos y contrastes sociales. Doctorado en Ciencias Sociales con orientación en geografía” fue realizada en el marco de una beca del CONICET en 2011, y en ella indagó acerca del crecimiento de las urbanizaciones cerradas en Yerba Buena.
En diálogo con el Diario de Yerba Buena, relata que la proliferación de las urbanizaciones cerradas en Tucumán tuvo un crecimiento acelerado a partir del año 2000. El fenómeno comenzó a desplegarse en 1978, con el surgimiento de la primera urbanización cerrada que corresponde al viejo Country del Golf que nace como lugar de veraneo.
Se llama urbanizaciones cerradas de manera general a los diferentes tipos de centros residenciales privados, con un perímetro definido por muros o rejas que marcan los límites de su superficie y que además, cuentan con un sistema de seguridad propio. Es un genérico, dentro de esta clasificación existen diferentes tipos. «Acá en Tucumán, no se encuentran todos los tipos de urbanizaciones cerradas, sólo hay tres: el Country, el Barrio Privado y el Condominio.
El Country tiene mas superficie, cuenta con un sistema de seguridad mejor. Tiene una plaza, club house, cancha de tenis o de futbol, pileta.
El Barrio privado ocupa superficies mucho más chicas, no tienen espacios comunes, a lo sumo una plaza. Y la seguridad menor.
El Condominio es mucho mas chico. Lo máximo que tiene es una hectárea, ningún espacio común, comparten la entrada y comparten algo de seguridad perimetral. Y las casas fueron construidas previamente.

“A principios de 1900 cuando la ciudad de San Miguel de Tucumán comenzó a expandirse, empezó a trazarse una línea hacia Yerba Buena que era “La Ciudad Jardín”, la ciudad para tener una casa de fin de semana. Había sólo un tranvía, el lugar estaba alejado del centro. Entonces era una ciudad en la que se podía pasar el fin de semana, para relajarse. No era el lugar elegido para tener el domicilio principal”.
Originalmente en América Latina y en Argentina nacieron en la década del 30 surgieron como lugares de descanso. Imitando lo que había pasado en Buenos Aires al principio, se comienzan a hacer en Tucumán, pero en el año 2000.
Recién en la década del 60, 70 empiezan a construirse mas casas de residencias de fin de semana y en mediado de los 80, cambia y se hacen residencias permanentes. Malizia, explica: “existe una cuestión subjetiva de lo que es Yerba Buena: ‘donde viven los privilegiados, al pie del cerro’. Esa idea ya no es tan fuerte, pero al principio sí”. Según los datos que arroja la investigación de Matilde, en el año 2007 había alrededor de 49 urbanizaciones cerradas en la ciudad de Yerba Buena, hoy hay más de 60. La lógica del crecimiento, a partir de la primera urbanización cerrada en la década del 70, durante los 80 y 90 aumentaban de a 5 por década. En el 2000, en cambio, en medio de la crisis económica, es el boom de las urbanizaciones cerradas en Tucumán, aumentan de manera exponencial.
“Esta situación, está relacionada a que muchos de los grandes terrenos eran de bancos o de gente que tenía plata en los bancos. Cuando no se pudo recuperar esa plata, los terrenos se lotearon y se hizo un intercambio de plata por tierra, sin que nadie vea la plata. Hasta hoy no pararon. Como en Yerba Buena ya no hay más espacio, comenzaron a expandirse hacia Tafí viejo, o San Pablo».
*Matilde Malizia es Investigadora Asistente del CONICET y miembro del Comité Editorial de la Revista Población & Sociedad. Su tema de interés se engloba en la geografía urbana, centrado en los procesos territoriales y de expansión urbana en función de diversas lógicas de ocupación del espacio. En su tesis doctoral, realizada en 2011 “Countries y barrios privados en el Gran San Miguel de Tucumán. Efectos y contrastes sociales. Doctorado en Ciencias Sociales con orientación en geografía” indagó acerca de las Urbanizaciones Cerradas.