La «ciudad vanguardia», la idea que le quita el sueño a Mariano Campero desde que asumió como intendente de Yerba Buena, es en la actualidad el gran desafío de su gestión y al mismo tiempo un dolor de cabeza. La herencia de Daniel Toledo, que estuvo al frente del municipio durante ocho años, hace de su objetivo una montaña empinada y llena de obstáculos, pero no imposible de escalar.
Campero llegó a la intendencia de la «Ciudad Jardín» luego de derrotar en las últimas elecciones de agosto de 2015 a dos fórmulas peronistas, haciendo oídos sordos al propio macrismo que no lo quería como candidato. Luego de un año de gestión, algo agitada por los permanentes reclamos de vecinos y numerosos ataques mediáticos, el joven jefe municipal se anima a realizar un repaso de 2016 y a hablar de los principales temas que preocupan a la sociedad yerbabuenense.