Un tucumano fabricó una bici para pacientes con parálisis cerebral

Diego José Blas López tiene 27 años, vive en Yerba Buena y obtuvo su título de Ingeniero Industrial de la UNSTA con el proyecto final «ErniBike», una bicicleta preparada para transportar y estimular a pacientes con parálisis cerebral. 
El egresado se inspiró en el caso de Ernesto Aráoz, un adolescente de 14 años que sufre la enfermedad desde que nació. Su familia, ante la dificultad de transportarlo, acudió a Diego para intentar esbozar una solución. Manipular una silla postural es muy dificultoso: es casi imposible subirla a un colectivo y los taxis muchas veces no tienen lugar para llevarla, ya que no es plegable. 
Diego decidió convertir este pedido en su objeto de estudio para su tesis universitaria. Para ello, investigó, ideó y fabricó la ErniBike (en honor a Ernesto), un vehículo de tres ruedas con una silla postural ergonómica incluida, que otorga calidad de vida no solo a quien padece PC sino también a quien se encarga del transporte de la persona.
«El desafío era doble: crear algo para movilizar a Ernesto y que, a su vez le permitiera ejercitarse; entrevisté a muchos médicos y terapeutas para crear este rodado que utiliza los pedales traseros para impulsar el vehículo y los delanteros se mueven solos, a un ritmo más lento, ayudando a la rehabilitación, y si es necesario pueden desacoplarse», explicó Blas a Nación.
La bici está pensada para dos personas: el paciente se ubica en la silla delantera, acondicionada con arneses para mayor seguridad, y un adulto pedalea en el asiento tradicional. Al pedalear, se mueven los dos pares de pedales, estimulando la motricidad y el bienestar emocional no solo de quien padece PC, sino también de quien lo transporta.
En cuanto a los costos, una silla postural común ronda los $65.000 y los $100.000. La bici, sin embargo, se vende casi a un tercio del valor.
Planes a futuro
Blas se encuentra trabajando en una nueva versión de la bicicleta que permitirá que el asiento delantero se pueda desacoplar fácilmente (sin necesidad de herramientas) y transformarse en una silla postural individual. También prevé un sensor para medir la frecuencia cardiaca del paciente a través de un dispositivo adosado a su dedo. 
«Las familias que tienen un hijo con discapacidad cerebral llevan una vida muy dura que requiere de tiempo, plata y muchas visitas a médicos de distintas especialistas, desde cardiólogos hasta neurólogos. Cuando desarrollé ErniBike busqué combinar los dos aspectos cruciales para ayudar a estas familias, por un lado simplificar el tiempo en traslados y viajes, y por el otro ayudar a la rehabilitación física y emocional de quienes sufren a diario esta discapacidad», indicó Blas.


Diego José Blas López
tiene 27 años, vive en Yerba Buena y obtuvo su título de Ingeniero Industrial de la UNSTA con el proyecto final «ErniBike«, una bicicleta preparada para transportar y estimular a pacientes con parálisis cerebral. 

El egresado se inspiró en el caso de Ernesto Aráoz, un adolescente de 14 años que sufre la enfermedad desde que nació. Su familia, ante la dificultad de transportarlo, acudió a Diego para intentar esbozar una solución. Manipular una silla postural es muy dificultoso: es casi imposible subirla a un colectivo y los taxis muchas veces no tienen lugar para llevarla, ya que no es plegable. 

Diego decidió convertir este pedido en su objeto de estudio para su tesis universitaria. Para ello, investigó, ideó y fabricó la ErniBike (en honor a Ernesto), un vehículo de tres ruedas con una silla postural ergonómica incluida, que otorga calidad de vida no solo a quien padece PC sino también a quien se encarga del transporte de la persona.

«El desafío era doble: crear algo para movilizar a Ernesto y que, a su vez le permitiera ejercitarse; entrevisté a muchos médicos y terapeutas para crear este rodado que utiliza los pedales traseros para impulsar el vehículo y los delanteros se mueven solos, a un ritmo más lento, ayudando a la rehabilitación, y si es necesario pueden desacoplarse», explicó Blas a La Nación.

La bici está pensada para dos personas: el paciente se ubica en la silla delantera, acondicionada con arneses para mayor seguridad, y un adulto pedalea en el asiento tradicional. Al pedalear, se mueven los dos pares de pedales, estimulando la motricidad y el bienestar emocional no solo de quien padece PC, sino también de quien lo transporta.

En cuanto a los costos, una silla postural común ronda los $65.000 y los $100.000. La bici, sin embargo, se vende casi a un tercio del valor.

Planes a futuro

Blas se encuentra trabajando en una nueva versión de la bicicleta que permitirá que el asiento delantero se pueda desacoplar fácilmente (sin necesidad de herramientas) y transformarse en una silla postural individual. Además, prevé la incorporación de un sensor para medir la frecuencia cardiaca del paciente. 

«Las familias que tienen un hijo con discapacidad cerebral llevan una vida muy dura que requiere de tiempo, plata y muchas visitas a médicos de distintas especialistas, desde cardiólogos hasta neurólogos. Cuando desarrollé ErniBike busqué combinar los dos aspectos cruciales para ayudar a estas familias, por un lado simplificar el tiempo en traslados y viajes, y por el otro ayudar a la rehabilitación física y emocional de quienes sufren a diario esta discapacidad», explicó.

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