¿Por qué los desperdicios de las casas permanecen, a veces, durante días en las veredas? ¿Alguien barre las calles? ¿Cómo es posible que los gobernantes (sí, ellos) tiren los residuos de los jardines en un vaciadero clandestino? Desde hace 13 años, es la misma empresa la que tiene la concesión del servicio. ¿Le cabe alguna responsabilidad? ¿Y a los sucesivos gobiernos municipales? ¿Acaso podría suponerse cierta complicidad? Una periodista de diario LA GACETA logró obtener todas las respuestas a estas dudas, mediante un artículo titulado «Los secretos mejor guardados de la basura en Yerba Buena«.
Todas esas respuestas subyacen en el contrato entre el municipio y Servicios y Construcciones La Banda, la empresa que en 2003, durante la gestión de Jorge Bernabé Lobo Aragón, ganó la concesión, luego de una licitación. Desde entonces, el pliego se viene renovando de forma automática.
La última extensión la hizo el otrora intendente Daniel Toledo, en marzo pasado y por un plazo de tres años. Ya había otorgado otras dos prórrogas, en 2009 y en 2012. Así las cosas, la relación con Mario Delfor Criado -el representante de la prestadora- vence en 2018, en principio.
En ese decreto de prórroga, Toledo mantuvo las “condiciones contractuales originarias”, excepto por la cantidad de servicios, que se amplió a 384 servicios mensuales (no se especifica cuántos se brindaban antes). Cada servicio es un recorrido del camión, desde que arranca con su caja vacía hasta que ahí dentro no cabe ni un costal más, de supuesto. Por esa prestación, hoy la Municipalidad paga poco más de $ 1 millón por mes.
En este punto, uno podría preguntarse qué dice ese contrato original. Sobremanera, si se recuerda que el ex intendente fue cuestionado, en ocasiones, por ediles de otro signo político, pues decían que esos papeles no estaban a disposición del Concejo Deliberante.
Y aquí viene lo llamativo. El susodicho documento -al que tuvo acceso este diario- establece que la recolección debe prestarse de lunes a sábado en todo el ejido municipal. ¿En serio? ¿Cómo es posible? Si algunos yerbabuenenses -como quienes atestiguan en esta crónica- dan fe de que por sus barrios el basurero pasa tres veces por semana, con toda la furia.
Y las rarezas, definitivamente, continúan. La comarca yerbabuenense posee un sistema mixto de recolección. Eso significa que la tarea se hace de a dos, pues el municipio le contrata a Criado únicamente los camiones y sus choferes. Los hombres que corren al costado, cargando las bolsas, son empleados municipales. Ante esta situación, cabe preguntarse quién falla cuando falla el servicio. Pero soltemos, por ahora, esos interrogantes. Enseguida aparecerán algunas explicaciones.
En otro párrafo, se especifica cuál es la basura que le recorresponde recolectar a la empresa. Y aquí también se observa una desavenencia. Presten atención: el contrato señala que Servicios y Construcciones La Banda debe llevarse los despojos domiciliarios, e incluye en esa definición la limpieza y poda de los jardines. Es decir que Criado había sido contratado, inicialmente, para que trasladara los residuos verdes.
Pero en algún momento, alguien cambió el cuento. El empresario argumenta que fue Toledo quien, durante su primera gestión, decidió que la Municipalidad se hiciera cargo de levantar los restos de las podas. La cláusula vigésima sexta fija que el servicio de disposición final debe hacerse fuera del ejido municipal, en un predio autorizado por la Dirección de Medio Ambiente de la Provincia.
Pero ese punto del contrato también fue obviado. Y ese fue el comienzo del horror para un grupo de vecinos. Pues en los últimos años, se alimentó un vaciadero situado frente al loteo El Bernel, al sur de la avenida Perón. Fuentes allegadas al ex intendente -que pidieron reserva de su identidad- dijeron, en cambio, que ese basural se encuentra autorizado por una ordenanza municipal, sancionada por el Concejo Deliberante de la época del ex intendente Enrique Juárez Dappe. “Desde la década del 80, se emplean esas tierras para arrojar residuos verdes”, explicó la fuente.
Sea cual fuere el inicio de la historia, lo cierto es que el año pasado, después del clamor de las personas que viven frente a ese parque de porquerías, la Defensoría del Pueblo de la Provincia exhortó a Toledo a que erradicara el basural. “La Ley 7.883 prohíbe el depósito de residuos en lugares que no se encuentran habilitados”, le decía el defensor Hugo Cabral, en su resolución.
No obstante el plazo de un mes que fijó el ombudsman, Toledo siguió utilizándolo. Y aunque su sucesor, Mariano Campero, introdujo mejoras en el lugar (puso guardia y controla que sólo se arrojen pastos) también lo mantiene vigente. Y aunque pretenda que hasta allí llegue sólo lo verde, hay de todo, como lo muestran las fotos que acompañan este texto.
En la cláusula novena, se lee que el incumplimiento contractual dará lugar a la aplicación de multas. La Municipalidad podrá declarar rescindido el contrato cuando se produzca una interrupción del servicio, entre otras razones. Se considera interrupción que no se lo ejecute o que se reduzca en un 40 % la prestación.
Campero: «el contrato no está a la altura de las exigencias»
Que las cosas andan mal no se le escapa a Campero.
– Es un servicio que tiene falencias. Estamos trabajando para optimizarlo -dice. Luego, cuando se le pregunta porqué los camiones no pasan de modo frecuente, responde: “hemos tenido inconvenientes. A veces, los vehículos se retiran en la mitad de su recorrido”.
– ¿Se ha multado a la empresa por ello?
– Nuestros funcionarios han notificado a Criado de algunas faltas. Y hemos designado supervisores municipales.
– ¿Cómo planean resolver, de fondo, esta situación?
– Hay que hacer un cambio integral en la recolección. El contrato no se encuentra a la altura de las exigencias. De hecho, la empresa ha pedido un aumento en los pagos. Les respondimos que eso sólo será posible si se llama a una licitación pública.
– ¿Por qué funciona el vaciadero frente al barrio El Bernel? La basura debe trasladarse a lugares habilitados para eso.
– Ese problema tiene su raíz en el contrato, que establece que la empresa debe llevarse las basuras verde y domiciliaria. Pero durante la gestión anterior, eso se dejó de hacer.
Hoy, necesitamos más camiones y dinero. También el Concejo Deliberante se encuentra abocado al análisis de las diferentes posibilidades.
Por último, Campero apunta que se debe trabajar con los ciudadanos, también. “A la avenida Aconquija la limpiamos tres veces por día. En muchos casos, son los mismos vecinos los que arrojan basura en las calles, baldíos y plazas”.
Otra posibilidad
“En Overo Pozo usamos los restos de barrido y poda de varias ciudades como cobertura intermedia de las celdas”, dice Verónica Apud -gerenta operativa del Consorcio Público Metropolitano-, cuando se la consulta sobre la posibilidad de que Yerba Buena traslade hasta ahí sus residuos verdes.
Overo Pozo es el relleno sanitario habilitado por la Provincia, para que varios municipios y comunas efectúen allí la disposición final de sus residuos. Queda a unos 50 kilómetros al este de la capital, en la comuna rural de Colombres.
Criado: «se está limpiando mejor»
A estas alturas, falta oír (y contrastar) las palabras de Criado, el hombre que desde hace 13 años se lleva los desechos de los yerbabuenenses. Sepan que lo que van a leer a continuación exige concentración, porque -de darle crédito a sus dichos- echa luz sobre cómo la prestación se fue despegando de lo que estaba escrito. Y se convirtió en algo así como un desorden organizado.
Para empezar, Criado asegura que, en lo que le compete, la recolección es diaria. “Nosotros ponemos los vehículos todos los días. La Municipalidad diagrama los recorridos y nos indica con qué frecuencia debemos pasar”, cuenta.
– ¿Los camiones sólo se marchan si están cargados?
– Las estadísticas de peso nos indican que, antes, recogíamos unos 3.000 kilos por camión. Hoy, levantamos unos 7.000 kilos. Eso da cuenta de que se está limpiando mejor.
– Entonces, ¿por qué se quejan los ciudadanos?
– Porque el servicio que tienen contratado es insuficiente. Se necesitan más camiones.
– Usted ha pedido una actualización de precios.
– Sí. Hemos quedado relegados. Estamos negociando para adecuar los montos. Además, es imperioso que se amplíe el servicio.
– ¿Cuál es su propuesta, al respecto?
– Para empezar, la recolección debe centralizarse. En todos los municipios, el servicio lo hace una sola empresa. Este sistema mixto servía para 2003, cuando se firmó el contrato. Hoy, la ciudad creció.
– En rigor, esto último es lo que dice el contrato que usted ha firmado. ¿Por qué no cumplió con esas cláusulas?
– Porque la Municipalidad me dijo, durante la primera gestión de Toledo, que del verde se iban a encargar ellos. Nos quitaron la injerencia. Lo hicieron por comodidad, para abaratar costos. Entonces empezaron a tirar todo frente al barrio El Bernel.
En síntesis, tras oir varias voces, lo que parece quedar claro en esta hisotoria es que el recolector debería cumplir con su cita diaria. Que la basura verde tendría que irse a Overo Pozo, el relleno sanitario escogido y habilitado por la Provincia para sepultar los desperdicios. Y que se impone una revisión del contrato de recolección de Yerba Buena.
En Yerba Buena, la basura no da tregua
Daniela García -del barrio Marti Coll, en Yerba Buena- cuenta que por allí el recolector de residuos domiciliarios pasa de vez en cuando. Y que el de basura verde lo hace cada 15 días. “Además, hay que exigirle al vecino que no tire la basura en la calle: en mi cuadra, cortan los ligustros y dejan las ramas en las veredas”. Este testimonio, como todos los que aparecen en esta edición, reflejan que a veces los contratos de recolección no se cumplen. O que tienen “letra chica” a la que habría que atender.
Adriana Rodríguez Marat relata que estuvo unos días en La Plata, y que ahí pudo observar cómo se recogían los papeles y residuos chicos. “Usan bastones con pinches en los extremos. Eso hace que la limpieza de los espacios verdes sea más rápida. En Yerba Buena, en cambio, es común ver basura en las plazas”.
Martín Núñez afirma que, debido a las obras inconclusas en el Boulevard 9 de Julio, por algunos sectores no pueden entrar los recolectores.
Eva Alvárez asegura que el camión de basura domiciliaria estuvo una semana sin ir por La Paz al 1.400, al sur de la ciudad.
Sabrina Herrera Montenegro y Guadalupe Rez Masud dicen que, por sus barrios, el recolector cumple la frecuencia. La primera vive en un countrie, y la segunda cerca de la avenida Solano Vera.
Beatriz Fernández suena lapidaria. “Todo mal en Yerba Buena. No sólo con la basura, sino también con los boquetes que abre la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), y que luego nadie cierra”.
Pablo Mirande cree que el problema es complicado. “Un caso paradigmático es el que se observa en la calle Salas y Valdés, donde los vecinos -por más que les pongan 10 virgencitas- siguen tirando residuos en las platabandas”.
Alice Busignani insta a realizar una campaña de educación en distintos ámbitos, como empresas y colegios. “Hay que generar conciencia, responsabilidad y compromiso”.
Imelda Varas apunta que el recolector pasa cuando quiere. “Deberían poner más camiones”, afirma la lectora, ante una consulta de LA GACETA.
Esteban Agustín Alvarez observa que Yerba Buena “no es una ciudad limpia”. Y añade que basta con caminar por cualquiera de las dos avenidas principales para toparse con basura que sacan los negocios y que colocan en las platabandas.
Giovanni Di Santo se esperanza con que, en conjunto, la situación se solucione. “Todavía falta muchísimo para que Yerba Buena vuelva a ser una ciudad jardín”.
Karina Buzza considera que la problemática tiene mucho que ver con las faltas de regularidad en la recolección y de educación en los ciudadanos.
Lucía Buti Brunet declara: “no sé por dónde pasa el camión de basura. Por mi casa, no lo hace”.